sábado, 28 de octubre de 2017

Madeira a light spinning "low cost"


Ya ha pasado más de un año de nuestro viaje a Madeira y me gustaría hacer un pequeño report en lo que a pesca se refiere. El viaje no fue exclusivamente de pesca pero como soy un adicto a la droga del spinning no pude evitar meter en la maleta mi rarenium 2500, una bobina de fluorocarbono para bajos de línea, así como un pequeño repertorio de vinilos con sus respectivas cabezas plomadas. La caña la compré en la misma Madeira una vez estábamos allí. Se trataba de una pequeña y barata caña telescópica que me costó poco más de 12 € y, la verdad, con eso bastó para echar cuatro lances en las inmediaciones de un pequeño espigón y pescar unas truchas arcoiris en una segunda jornada.


Empezaré hablando de la jornada en agua salada. Ya llevábamos una semana pateando por toda la isla, visitando bosques de laurisilva y acantilados, "levadas" con vistas a cascadas impresionantes, degustando la gastronomía local y conociendo de cerca los pueblos diseminados en laderas. Así que decidimos dejar de lado la montaña y llegado el día, bordeamos toda la isla con el coche, parando en cada pueblo costero hasta llegar a la zona norte de la isla. Y fue allí, por consejo de Celso Rodrigues, un amigo madeirense, donde me dispuse a probar la caña nueva. En poco más de media hora ya había puesto en seco varios peces que no había pescado anteriormente, a excepción de los lagartos, engrosando mi "álbum de cromos" con especies nuevas.


Entre estas especies me hizo especial ilusión la negrita o almaco jack, Seriola rivoliana, que me sorprendió por su potencia aunque seguramente la vara de juguete que estaba empleando tuvo parte de culpa y acentuó las cualidades del pez para mi disfrute. Tras la negrita, otros de los peces que añadí a mi lista personal fueron el blue runner, Caranx crysos, y la escórpora madeirense, Scorpaena maderensis. Los señuelos que usé fueron los Sandeel slug de 10 cm y los pequeños Ripple shad. Pasé un rato entretenido, me llevé estas pequeñas sorpresas y proseguimos nuestra ruta.



Al día siguiente dedicaríamos la jornada de pesca en aguas continentales ya que la trucha arcoiris fue introducida con éxito en la isla y Tonina no las había pescado nunca, así que íbamos a intentar que se estrenase con ellas. Dicho y hecho, la jornada en agua dulce fue muy productiva y capturamos varios ejemplares de trucha arcoiris, algunos de ellos de bonito tamaño y doblemente disfrutados con la caña "low cost", tanto por Tonina como por mi. Una vez más, la improvisación y el entusiasmo por la pesca, unidos con un equipo básico pero funcional, fueron los ingredientes para llevarnos un bonito recuerdo de vuelta a casa. Ese no sería el único viaje que haríamos, pocos meses después partiríamos hacia Maldivas de luna de miel y cómo no, tampoco evité llevarme un par de equipos y unos señuelos, pero de eso hablaré en la siguiente entrada.




viernes, 6 de octubre de 2017

Serviolas a spinning desde costa

Serviola, Seriola dumerili, capturada desde costa en Mallorca.
La serviola, Seriola dumerili, se trata de uno de los depredadores litorales más esquivos y a la vez más combatientes. Alcanza dimensiones muy superiores a su pariente el palometón, y ambos son los más emblemáticos representantes Carangidae en nuestras aguas mediterráneas. Así como la pesca del palometón con señuelo se vincula más al spinning convencional, e inevitablemente al spinning topwater, la serviola, pez más amante de mayores profundidades, suele vincularse más al jigging en todas sus vertientes(desde costa y desde embarcación) o bien al spinning profundo con vinilos, bucktails, etc... Sin embargo, se suele dejar de lado el spinning ortodoxo con hardbaits, ya sean éstos señuelos puramente de superficie o bien peces nadadores que cubren la primera capa de agua bajo la superficie. El caso es que en algunos lugares, por orografía, se hace factible este propósito, no exento de dificultad, tanto en el cometido como en la lucha en sí, llegado el momento de toparnos con una de ellas. 

La pesca de serviolas a spinning es sumamente excitante pero entraña sus dificultades.
Así pues, en los últimos años he tenido varios encuentros con ellas, algunos infructuosos con sabor amargo y otros victoriosos para guardar en el recuerdo. En especial destacaría la captura de dos ejemplares que me entraron en poca agua, sobre un fondo totalmente accidentado y rocoso, y además, con la incomodidad de pescar desde cierta altura. El primer ejemplar me pilló en solitario y fue toda una aventura ponerlo en seco desde un acantilado donde me encontraba a unos 5 metros sobre el nivel del mar, con el agravante que se enrocó a mitad del combate y tuve que descender como pude para sacar al pez del agujero donde se había metido. Tras esta delicada operación, tuve que izar literalmente el pez agarrando el trenzado con las manos y confiar en qué aguantase, y tuve esa suerte. Más suerte fue tener todo esto grabado con la gopro, desde antes que mordiese el pez, hasta ponerlo en tierra firme, y obviamente, el momento de su suelta. Se trata del segundo ejemplar que aparece en el post, que engulló totalmente el Buginu color sardina. Aquella tarde gloriosa, no sólo salió esta bonita serviola, más tarde tacharía de la lista el agujón, Tylosurus acus, que aún se me resistía tras sendos infortunios.

Bonito ejemplar de serviola capturado a spinning desde costa.
El otro ejemplar del que también conservo gran recuerdo fue aún mayor y, como el anterior, entró al Buginu en poca agua, sobre un fondo repleto de arrecifes y desniveles. Tal como sucedió con la otra captura, la puse en seco en menos de un minuto, y de no haber sido así seguramente hubiesen acabado cortando ambos ejemplares, ya que el bajo vino las dos veces totalmente rozado, algo muy habitual con las serviolas. Esta vez, sin embargo, estaba acompañado de mi mujer y la puesta en seco del pez fue más sencilla ya que lo pudimos meter en el salabre. Tras menos de un minuto de tensión máxima mientras bombeaba sin darle tregua, la alegría invadió el roquedo cuando la vimos fuera del agua y nos apresuramos a fotografiar tal ejemplar para devolverlo lo antes posible. El material que usé para estos cometidos fue la ya retirada Daiwa Crosscast 20-80 que andaba usando desde el 2011, el Daiwa Ballistic 4000 con Power Pro del 0'19 y bajo Gorilla del 0'45, y como enganche del señuelo, grapas Jack. De momento, estas han sido las dos serviolas de mayor tamaño que he capturado a spinning y no me cabe duda que la pesca de serviolas desde costa es una de las experiencias más excitantes que he vivido desde que me instalé en Mallorca. Lástima que sea una especie tan mal cuidada por la Conselleria, ya que sus vedas y tallas mínimas son ridículas, y esta circunstancia favorece anualmente la pesca irresponsable de esta magnífica y a la vez maltratada especie. Tan sólo basta con hablar con los pescadores locales ancianos para darse cuenta del exagerado retroceso que este pez ha sufrido en Mallorca durante las últimas décadas. Lo que podrían ser capturas comunes, hoy en día son logros contados tras muchos ceros. Así de triste, pero cierta, es la realidad.